Objetivo

Este blog ha sido creado como soporte de una investigación sobre el arte, siendo este un medio de comunicación, el cual su evolución a influido en el tiempo actual;
teniendo como eje a Leonardo Da Vinci, un artista polifacetico que ha sido pieza clave en la historia del arte.

viernes, 4 de marzo de 2011

Obras

La Monalisa es el retrato que más literatura ha generado a lo largo de toda la historia del arte; ha dado origen a cuentos, novelas, poemas y hasta óperas. Fue una obra famosa desde el momento de su creación; el joven Rafael bebió en ella. Su sonrisa ha hecho correr ríos de tinta. Se ha visto en ella crueldad y se le ha considerado la sonrisa despiadada de la mujer que esclaviza al hombre. Otros se han sentido deslumbrados por su encanto, por su dulzura. Para Walter Pater simboliza el «espíritu moderno con todos sus rasgos patógenos». Existe también una explicación más prosaica, fundada en las propias anotaciones de Leonardo: el maestro hizo aflorar esa expresión a su modelo con el tañido del laúd. Citemos a Vasari: «Monalisa era muy bella y Leonardo, mientras pintaba, procuraba que siempre hubiese alguien cantando, tocando algún instrumento o bromeando. De esta manera, la modelo se mantenía de buen humor y no adoptaba un aspecto triste, fatigado.

Autorretrato

La imagen típica de Leonardo que ha trascendido hasta nuestros ideas fue diseñada en 1516, a partir de este autorretrato, voluntariamente adornado con ciertas características que el artista deseaba que trascendieran. El dibujo está hecho con tiza roja sobre un papel coloreado, un tipo de papel que Leonardo elegía con mucho cuidado. En el retrato podemos apreciar los rasgos ennoblecidos del pintor e ingeniero, que se adorna a sí mismo con las galas de los antiguos filósofos: frente cargada, surcada de profundas arrugas en alusión a su intensa actividad intelectual. Largos cabellos ondulados, de la misma longitud que la barba, signo de cierto descuido aparente por la presencia, típico de pensadores lejos de las preocupaciones de este mundo. Y una boca firmemente apretada, como indicando la dedicación de Leonardo a un tremendo problema que considera irresoluble. Evidentemente, los rasgos físicos de Leonardo están ahí, pero también una serie de códigos que se han mantenido hasta nuestros días, cuatro siglos después, como el vivo retrato del artista, del sabio, del hombre del renacimiento.

Bautismo de Jesús

El cuadro con el Bautismo de Cristo pertenece a Verrocchio. El concepto de autor no era el mismo en la Florencia del siglo XV que hoy día. Allí, el maestro de taller era un empresario que aseguraba a sus clientes la calidad y la satisfacción de las fechas, exigencias y necesidades de la obra. Obviamente, la mayor intervención del maestro en un cuadro concreto aumentaba su valor. Pero lo normal es que la obra fuera una tarea colectiva, en la que todos los oficiales participaban cada uno en su especialidad. Por ello, consideramos ésta la primera obra al óleo de Leonardo, puesto que es la primera vez en que se ha registrado sin lugar a dudas su intervención. En efecto, Leonardo trazó sobre la composición original de su maestro, Verrocchio, el paisaje de fondo, inconfundible y totalmente alejado de la dura rotundidad de los elementos del paisaje en primer plano. También añadió, ya terminado el cuadro, el angelito de perfil, de una belleza turbadora a quien el otro ángel parece mirar con rostro estúpidamente admirativo. También de Leonardo es el suave difuminado del torso de Cristo, que destaca contra el modelado duro, casi pétreo, del pecho del Bautista.

La Última Cena

Leonardo creó La última cena, su mejor obra, la más serena y alejada del mundo temporal, durante esos años caracterizados por los conflictos bélicos, las intrigas, las preocupaciones y las calamidades. La dio por terminada, aunque él, eterno insatisfecho, declaró que tendría que seguir trabajando en ella. Fue expuesta a la vista de todos y contemplada por muchos. La fama que el «gran caballo» había hecho surgir se asentó sobre cimientos más sólidos. Desde ese momento se le consideró sin discusión uno de los primeros maestros de Italia, si no el primero. Los artistas acudían desde muy lejos al refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie, miraban la pintura con detenimiento, la copiaban y discutían. El rey de Francia, al entrar a Milán, acarició la idea de desprender el fresco de la pared para llevárselo a su país. Durante su realización se tejieron innumerables leyendas en torno al maestro y a su obra. Los relatos de Bandello y Giraldi, dedicados por lo demás a temas radicalmente distintos, recogen también la génesis de La Última Cena.

Novedades

Esta obra protagonizo un caso de iconoclastia, cuando la reconocida marca de moda francesa Marithé Francois Girbaud con una campaña publicitaria,  se parodia mediante una ilustración fotográfica. La imagen presenta una composición similar en la disposición de personajes respecto a una mesa, pero con una función provocativa y fática como motivo de seducción y consumo de productos. El caso llego al tribunal el cual ha dado la razón a la Conferencia Episcopal Francesa al no estar de acuerdo con la utilización de una escena sagrada con fines mercantiles.

 

1 comentario:

  1. Conocer y adentrarse en los estímulos de las obras artísticas de Leonardo da Vinci, es aprender y volver a admirar a un hombre capaz, sensible y transformador. Un creador -se diría hoy-, dispuesto a cristalizar sus visiones y utopías. Algunas no resultaron, otras son la muestra patente -y potente- del acto de ingenio que la genética y el trabajo artesanal, arribó al entendimiento y a la praxis de nuestro sorprendente artista y genio.
    Agradecidos como podemos estar, porque sin él saberlo -o lo intuía?- nos legó su concepción del universo y su capacidad de acercarnos a la divinidad, así, con su toque de maestría y fuerza vital. ¿Por qué las escuelas, las familias, no revolucionamos y hacemos un alto para empezar a cambiar a formar a nuestros hijos, en cuestiones de arte, música, danza, escultura, teatro, poesía, oralidad y ciencias? Por qué perdemos el tiempo en miserias de racionalidad que sólo conducen a la frustración y a la pasividad, porque esa es la tara de una escuela postrada y reflejo del Estado?. Es hora del cambio y del renacer, si pensamos y avanzamos incluso por la vía alterna, de construir nuevos paradigmas, donde busquemos el sentido cósmico por las cosas sencillas pero refulgentes y vitales de la existencia.
    Dr. Rubén Rodríguez Cuevas

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